El uso más frecuente de la equinácea, y por el que es más conocida, es para reducir los síntomas del resfriado común. Esto se debe a las dos principales propiedades de esta planta, esto es, su capacidad para reforzar y potenciar el sistema inmunitario –es un antibiótico natural capaz de activar nuestra producción de leucocitos– y como antiinflamatorio. Está demostrado que la equinácea contribuye a disminuir la fiebre, la mucosidad y la tos asociadas no sólo al resfriado sino también a otras enfermedades del sistema respiratorio, facilitando y acelerando con ello el proceso de recuperación.
Pero no sólo se emplea para las enfermedades del aparato respiratorio (sinusitis, bronquitis, faringitis…), sino que esta planta también tiene otra serie de aplicaciones, en su mayoría relacionadas con los procesos infecciosos como:
Dolores de garganta e inflamación de amígdalas.
Enfermedades del aparato circulatorio, como el reumatismo o la septicemia.
Infecciones de oído.
Migrañas.
Infecciones de encías (gingivitis, periodontitis…).
Orzuelos.
Indigestión.
Infecciones del tracto urinario.
Ingredientes: Extracto hidroalcohólico de Equinácea. Proporción 1:1.
Modo de empleo: tomar de 20 a 25 gotas, mezcladas con agua u otro líquido, 3 veces al día. Agitar antes de usar.